Antes de Nauta Hogar hubo cuentas Enet, parques wifi y conexión desde hoteles. Hubo, también, muchas soluciones alternativas: estaciones Nano para trabajar desde casa, redes clandestinas (SNET) y tráfico de paquetes off-line de información. En un país con el segundo peor índice de acceso a las tecnologías de la comunicación de América, solo por delante de Haití, no podía ser de otra manera.
Después de Nauta Hogar hay un poco menos de todo eso. Pero no han desaparecido ni las cuentas Enet, ni los parques wifi, ni los Nanos, ni la conexión desde hoteles, ni la SNET, ni los bancos de datos off-line. Ni Cuba ha mejorado mucho su posición dentro del continente.
En medio de este contexto, los negocios particulares han tenido que sobrevivir.
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Cuando en 2010 se otorgaron licencias a emprendimientos privados relacionados con la tecnología, Cuba apenas exhibía una penetración de Internet del 18 % y las posibilidades de acceso se concentraban, fundamentalmente, en el sector del turismo, en centros de estudio e investigación, y en empresas y organismos estatales.
Seis años después, el número de licencias de ese tipo casi se había triplicado y Cuba ya vivía la fiebre de los puntos de acceso wifi ubicados en espacios públicos. Entonces, las cifras oficiales reportaban un 40 % de penetración de Internet en la Isla, al contabilizar, según el Anuario Estadístico de Cuba 2016 (2017), 4 529 000 usuarios de la red.
Trabajar temas de tecnología sin acceder expeditamente a Internet fue un reto con el que convivieron los emprendedores cubanos por varios años. Una situación que trajo consigo la búsqueda de soluciones que estuviesen a la mano y mitigaran los problemas de conexión.
Alberto Castro, al frente del taller Celulares 411 en la calle Obispo, recuerda su rutina de trabajo en aquel momento: “Cuando necesitaba una información muy específica que definía una reparación, tenía que ir a un hotel, moverme con la laptop. Además, tienes que consumir algo en estos sitios porque no puedes convertir un hotel en tu centro de trabajo. Por no hablar del tiempo. Muchas veces un trabajo que podía tomar apenas 20 minutos se transformaba en uno que duraba hora y media, o dos horas. A eso súmale la velocidad de conexión, o que estuviese lloviendo”.
La de Alberto fue una de las soluciones más empleadas por quienes apostaron por la tecnología y la informática como negocio en Cuba. Sin embargo, en el taller Avansys, dedicado a la reparación de laptops, la idea más sensata era comprar grandes paquetes de softwares para ofrecer las reparaciones informáticas. Y en MovilServer alternaban esa modalidad con la descarga de datos a través de terceros que tuvieran una mejor velocidad de conexión, muchas veces desde instituciones estatales.
La primera experiencia para conectar las casas cubanas a Internet, sin que mediaran consideraciones profesionales o políticas, se realizó entre el 19 de diciembre de 2016 y el 28 de febrero de 2017. Eran los inicios de Nauta Hogar. A este proceso se le denominó Prueba Piloto y consistía en la instalación del servicio ADSL –entonces libre de costo– en 2 000 hogares de la Habana Vieja por dos meses.
En octubre de 2017 sabríamos finalmente que en esa fase apenas se instalaron 868 cuentas, según confirmó a la prensa cubana Amarelys Rodríguez Sánchez, jefa del proyecto. Ese mismo mes, Etecsa comunicó que, a partir del 29 de septiembre, el servicio se extendería por todo el país, y que se ofrecería su contratación en 70 consejos populares repartidos entre las provincias de Pinar del Río (8), La Habana (14), Villa Clara (16), Ciego de Ávila (6), Las Tunas (2), Holguín (11), Granma (5) y Guantánamo (8).
Con el plan inicial, la única empresa de telecomunicaciones que opera en Cuba quería poner en funcionamiento un máximo de 38 000 cuentas, lo que representa, de acuerdo con las cifras publicadas por el Anuario Estadístico de Cuba 2016 (2017), menos del 4 % de los potenciales clientes con servicio de telefonía fija en el sector residencial.
Ese mismo año, Cuba se ubicó en el puesto 166 del ranking mundial de acceso a Internet, publicado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU). En la Isla, apenas el 7,5 % de los hogares contaba con acceso a la web, en una región donde el promedio es del 44,62 %.
Para finales de 2017 e inicios de 2018, la prensa cubana anunciaba el inicio de la contratación en otras provincias no incluidas en el primer lote, como Matanzas, Cienfuegos y Santiago de Cuba. La expansión de Nauta Hogar estaba en marcha.
La ubicación de los talleres Celulares 411, Avansys y MovilServer en La Habana Vieja –epicentro del Proyecto Piloto y uno de los sitios donde se inició la comercialización de Nauta Hogar– supuso una ventaja para estos locales y permitió a sus propietarios un acceso casi inmediato a la oferta de Etecsa.
Tanto Alberto como Héctor Venegas (Avansys) y Jorge Fernández (MovilServer) coinciden en que una parte significativa del beneficio que reporta Nauta Hogar a sus negocios es la posibilidad de trabajar sin tener que ir constantemente a otro sitio para descargar información.
“Con el servicio que contratamos ha subido mucho la velocidad con respecto a las wifis que hay en los parques”, explica Alberto. En Celulares 411 se paga la oferta más cara que ofrece Etecsa: 70 CUC por una velocidad de navegación de 4 Mbit/s y subida de 512 kb/s.
“Nos simplifica mucho el trabajo. Y como tenemos el triple de la velocidad que teníamos antes, podemos utilizarla tres personas haciendo el mismo trabajo y eso te permite optimizar tiempo, multiplicando tu potencial y elevando las posibilidades de encontrar rápidamente la solución”, comenta.
Héctor Venegas y Jorge Fernández, quienes en sus talleres contrataron el paquete de 15 CUC, aseguran que la llegada de Nauta Hogar les ha facilitado el acceso a la información para hallar soluciones, aunque no han abandonado las viejas prácticas.
“En Avansys lo empleamos para descargar algún driver esencial que no tenemos en nuestro poder, o alguna actualización de softwares, aunque sobre todo para obtener información sobre reparaciones complejas o de equipos que no sean muy comunes”, explica Héctor, pero confirma que todavía mantienen la compra de paquetes de softwares.
A eso se suma que Avansys se promociona en Revolico, la red de anuncios clasificados más grande dedicada al comercio de productos y servicios dentro de Cuba. Y en posicionarse allí también se invierte tiempo de conexión.
Mientras, en MovilServer, Jorge ha conseguido acelerar los tiempos en las reparaciones para ofrecer mayor inmediatez a los clientes. Además, resulta mucho más simple la descarga de drivers, aplicaciones y sus bases de datos y firmwares para teléfonos móviles. Pero, con una velocidad de navegación de 1Mbit/s, cuando es necesario descargar firmwares muy pesados deben conectarse en otros sitios para tener mejor velocidad.
Hasta el momento, en ninguno de los tres talleres la presencia de Nauta Hogar ha supuesto una diversificación de los servicios que se brindaban. En todo caso, les ha permitido explotar al máximo sus potencialidades para la solución de problemas que antes escapaban de sus manos.
“Para nosotros es una gran enciclopedia, y si tienes una buena velocidad tienes la oportunidad de llegar a la respuesta que necesitas mucho más rápido”, asegura Alberto.
Los entrevistados reconocen no haberse detenido mucho en las limitaciones o prohibiciones del uso de Nauta Hogar cuando firmaron el contrato de ese servicio. En los incisos 1 y 6 del segundo capítulo del contrato establecido entre Etecsa y sus clientes, se recogen las principales limitaciones que concibe la empresa para el uso de Nauta Hogar, relacionadas con la reventa del servicio de Internet; atentar contra la seguridad nacional del país u otros Estados, contra los derechos de la propiedad intelectual o industrial, la protección de la privacidad de los datos personales o sociales; y violar las normas sobre la difamación y obscenidad, entre otras.
Fuera de esas restricciones, la empresa no pone otras. Puede usted, como usuario de Nauta Hogar, acceder a páginas web dentro y fuera del país, excepto a las bloqueadas por razones políticas como los medios CiberCuba, 14yMedio, Café Fuerte o Diario de Cuba. Puede usted compartir el servicio con quien quiera, siempre que no cobre por ello. Puede, como hacen Alberto, Héctor y Jorge, poner este servicio a disposición de su negocio.
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Aunque todos los entrevistados coinciden en que Nauta Hogar puede mejorar, teniendo en cuenta las necesidades de clientes como ellos, todos también admiten que los beneficios son innegables.
Alberto, incluso pagando la tarifa más alta, asegura que “vale la pena contratarlo. Realmente cuando tienes que emplear ese dinero en ir a conectarte a otro sitio, estarías pagando lo mismo por menos velocidad y menos comodidad. Cuando sacas la cuenta con los precios estándares, 30 horas serían 30 CUC en una wifi; los otros 40 que pagamos aquí los veo como la comodidad de trabajar desde el taller con una buena conexión. Además, tengo la ventaja de que una vez que se me acaban las 30 horas, durante el resto del tiempo que compre, disfrutaré de la misma velocidad que contraté”.
En MovilServer, Jorge reconoce el beneficio, sobre todo para agilizar las soluciones. “Lo que pasa es que no nos daría resultado pagar más por el mismo tiempo, aunque aumente la velocidad de conexión”. Como la lógica indica, cada uno de los talleres contrata el servicio que puede pagar acorde con sus necesidades y posibilidades.
Si hablamos de insatisfacciones, la respuesta es unánime: el tiempo. Más allá de la velocidad de navegación, el principal reclamo de los usuarios apunta a que las 30 horas mensuales no bastan para negocios como los suyos, que precisan búsqueda de información y descarga de archivos casi constantemente.
“Yo puedo ajustarme a la velocidad y acomodar los tiempos de descarga. Pero lo que más me golpea es el tiempo, que nunca me alcanza”, comenta Jorge, quien trata de “estirar” sus 30 horas hasta mediados de mes. De ahí en adelante, debe recargar su cuenta Nauta.
Incluso para Alberto, con una mejor velocidad, “sería muy bueno tener un precio fijo y poder despreocuparte por el reloj. Tener Internet full time sería lo mejor para un taller como el nuestro”. Se trata de una aspiración cuyo planteamiento es simple: una estructura de pago basada en la velocidad de conexión y no en el tiempo de la misma.
Por supuesto, hay una porción de las 30 horas que se destina al esparcimiento y a otras tareas que nada tienen que ver con la reparación de celulares y laptops. En Avansys, por ejemplo, Héctor se mantiene actualizado en temas musicales y videoclips, mientras que en MovilServer la familia del propietario utiliza la conexión para revisar su emails y perfiles de Facebook. Sin embargo, todos aseguran que el tiempo inicial seguiría siendo insuficiente aunque lo emplearan solo para trabajar.
A pesar de sus beneficios, lo cierto es que Nauta Hogar aún dista mucho de ser la iniciativa que por fin conecte a la sociedad cubana y satisfaga, a la vez, las necesidades de pequeños negocios como los de Alberto, Héctor y Jorge.